Además de ser un artista total, David Lynch fue un gran divulgador de la meditación trascendental.
Empezó a meditar en 1973, después de hablar por teléfono con su hermana y notar algo distinto en su voz, una “felicidad”.
Aprendió la técnica con un instructor y desde entonces mantuvo su práctica todos los días, meditando entre 15 y 20 minutos a la mañana y a la tarde.
“Fue como si alguien hubiese cortado los cables de un ascensor y cayera en un silencio profundo”, describiría varias veces.
Aunque recomiendo aprender la técnica con un instructor, como Sonia Steed1, esta es una manera de empezar:
Encontrar un lugar tranquilo y silencioso donde estar.
Sentarse en una postura cómoda, puede ser en una silla con respaldo o un almohadón en el piso. Mantener la espalda recta pero relajada, con las manos descansando sobre las piernas.
Tomarse un momento para relajarse, respirar con suavidad, y de a poco ir cerrando los ojos.
Repetir mentalmente un mantra, puede ser “so-ham” o simplemente “om”. No es necesario asociar el mantra con nada en particular, es solo un sonido al que volver cuando la mente divaga.
No tratar de controlar los pensamientos, dejar que vayan y vengan. Si aparecen emociones o distracciones, no hay que bloquearlas, sino simplemente volver al mantra con suavidad.
No “intentar” meditar, solo dejar que la experiencia ocurra. No es algo que requiera esfuerzo o concentración. Es un descanso profundo.
Continuar durante 15 o 20 minutos. Practicar durante la mañana y durante la tarde.
Lynch falleció el miércoles pasado y hoy sería su cumpleaños. En su honor, sus hijos invitan a una meditación global de 10 minutos a las 5:00 p.m. horario argentino.
El disco “Floating into the Night” de Julee Cruise, producido por Lynch y Angelo Badalamenti, se puede escuchar en youtube, tidal, spotify.